España. A doscientos ochenta millones de euros asciende la facturación anual de las diecienueve marcas de calidad existentes en Galicia, desde los ya míticos caldos de Rías Baixas a la modesta Faba de Lourenzá, y existen más de 28.000 productores de este tipo de artículos, en su mayor parte viticultores
Según asegura un reportaje publicado en el sitio www.elcorreogallego.es la Ternera Galega es, junto con los vinos de las Rías Baixas y el queso de Tetilla, el trío de lujo de los productos gallegos de calidad, pero son muchos más los que están protegidos por la Comunidad Europea.
La facturación anual de los diecinueve productos de calidad reconocidos en Galicia, el selecto club en el que la Tarta de Santiago aspira a entrar en breve, supera los 280 millones de euros, de los que más de la mitad, unos 142 millones, se corresponden con los seis caldos protegidos por consejos reguladores.
Los productores vinculados con alguno de estos productos de calidad son también un porcentaje importante de los agricultores, ganaderos y viticultores gallegos. Entre las diecinueve denominaciones de origen suman 28.400 personas registradas como productores autorizados de estos artículos y, aunque de nuevo en este caso son los vinos los que representan la cifra más elevada, con 18.000 productores, a la producción de carne de Ternera Gallega se dedicaban más de 6.700 personas en la comunidad autónoma.
Los quesos completan el top ten de los productos de calidad gallegos, y si bien el primero en recibir reconocimiento europeo fue el de Tetilla -que factura más de 17 millones de euros anuales, con 904 personas vinculadas de algún modo a su producción-, el Arzúa-Ulloa le sigue de cerca, con más de 14,5 millones de euros de producción anual y 632 productores.
En el otro extremo están los hermanos pequeños de la producción gallega de calidad: los productos recién reconocidos por la Unión Europea, o que incluso están, como la Tarta de Santiago, en espera del visto bueno final, y que tienen unas producciones mucho más limitadas. Es el caso de la Faba de Lourenzá, cuya indicación geográfica protegida aprobó la Xunta el pasado año, y que tiene una facturación anual que no alcanza los 20.000 euros.
También el número de productores es mucho más limitado, 52, que por ejemplo los 732 agricultores que recogen en sus fincas tubérculos que luego se comercializan bajo el sello de Pataca de Galicia.
Mención especial, fuera de vinos, quesos y carnes, merece el sello de Agricultura Ecolóxica, cuyos productores facturan anualmente más de diez millones y medio de euros.
