¿Somos lo que comemos?

Creado: Lun, 12/12/2011 - 02:46
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Por: Katy de la Puente
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¿Somos lo que comemos?

Cada cultura del mundo tiene sus propias costumbres culinarias, pero la globalización también está borrando esas fronteras y platillos extraños de cocinas muy locales comienzan a ser tradicionales en muchas cartas de restaurantes.

Sesos de mono servidos directamente en su cráneo, gusanos de magüey fritos en mantequilla, roedores asados, paleta dulce de hormigas, arañas sofreídas, filete de caimán…Son, sin duda, rarezas culinarias que causarían estragos en algunos estómagos débiles.

Cada vez es más frecuente encontrar estos y otros platos exóticos en las cartas de renombrados restaurantes gourmet, que han convertido a comidas típicas de regiones como África, América del Sur o Asia en deliciosos platillos gourmet que se venden a astronómicas cifras.

La cocina exótica es ahora, más que una rareza, un signo de distinción, y hasta los paladares más encumbrados se afanan por probar platos que antes ni siquiera se hubieran atrevido a soñar.

Este “exotismo” se paga a precio de oro, si bien los nutriólogos no lo recomiendan para una dieta continúa, pues por lo general esos platillos tienen un solo tipo de valor nutritivo, y la alimentación debe cumplir con todos los nutrientes que el organismo requiere para mantenerse saludable.

Tampoco hay que alarmarse por las supuestas “rarezas”. Muchas de esas recetas que parecen tan escandalosas son en realidad comidas típicas de culturas locales, que en muchos casos las consumen desde hace milenios.

Comer orangutanes, monos y gorilas es tradicional en África, como lo es ingerir insectos en muchas regiones de la India, Tailandia o China, o probar carne de perro en Corea e incluso degustar unas deliciosas hormigas culonas fritas en Colombia.

Más que exotismo, hablamos ahora de transculturación, de una cocina gourmet que cada vez se internacionaliza más y junto a complicadas elaboraciones moleculares pone a la mesa una colorida diversidad llegada desde todos los confines del mundo,

recordándonos ese viejo proverbio chino que asegura que entre cielo y tierra… todo cabe en la mesa.

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