Desde que apareció durante la Revolución Industrial, la máquina expendedora ha derivado en una solución muy socorrida en casi cualquier país del mundo…y casi para cualquier producto. Empezaron siendo dispensadores de goma de mascar y hoy sirven lo mismo queso que caviar. De hecho, bien valdría hacer una apuesta sobre el contenido más insólito que algunas ofrecen.
Las máquinas expendedoras más asombrosas
Pero, para eso, habría que partir del verdadero líder de la industria: Japón donde la creatividad ha permitido una proporción de una máquina por cada 23 personas. Allí, se pueden encontrar desde dispensadores de ensaladas frescas cultivadas in situ, ramen y udon humeantes con carne y verduras, o incluso plátanos ya elaborados para comer.
En otros países, la innovación también es espectacular. Por ejemplo, en la ciudad de Nanjing, en China, existe una máquina expendedora mantiene cangrejos vivos a 5 ºC, garantizando su conservación en estado de hibernación. De la talla de esta invención está una dedicada al caviar. Ubicada en Beverly Hills, Los Ángeles, Caviar Boutique vende también cucharas de nácar, trufa, escargots (caracoles), aceites gourmet —como aceites de trufa— y sales finas.
Pero si eres un cheese lover, en Europa, aguarda tu máquina ideal. Se trata de una especializada en quesos, disponible en Suiza y en Francia. Este último está ubicado en la estación de tren, con una “carta de 4 y 5 variedades”. Cada una dispone de 40 unidades envasadas cuidadosamente para garantizar la conservación, minimizar olores y mantener intacta la calidad del producto. Los resultados avalan el modelo: entre 100 y 200 quesos vendidos al mes de media.
Las máquinas expendedoras han dejado de ser simples dispensadoras de refrescos o snacks industriales. Hoy combinan lo mejor de dos mundos: el valor premium del producto artesano y la conveniencia, innovación y comodidad de la distribución automática. Esto abre una pregunta interesante: ¿es la máquina expendedora una nueva vía para acercar el producto gourmet al consumidor más joven?
Por otra parte, Italia presenta en formato de autoservicio uno de sus platos estrella: la pizza. La propia máquina es capaz de preparar la masa desde cero, a la cual se le añade salsa a elección de cada quien (con 3 opciones) y se hornea en menos de tres minutos. De forma similar ocurre en París con los dispensadores de baguettes recién horneadas a cualquier hora del día. Siguiendo la línea de comidas rápidas tampoco puede quedarse fuera la del aeropuerto de Moscú, especializada en hamburguesas calientes.
Y para los más atrevidos, en Houston aguarda la restauración automática para snacks de insectos. Se halla en el Museo de Ciencias Naturales.
Lo más fascinante de estas máquinas no solo es la creatividad, sino del desarrollo tecnológico para conseguir la conservación justa en cada caso.
