En el mundo del champán, como en el de cualquier producto de lujo, hay modas y nombres de moda, pero la última tendencia para los connaisseurs, son los espumosos elaborados por pequeños viticultores.
Los mismos que solían vender uva a casas como las citadas anteriormente y que, ahora, han decidido producir sus propios caldos.
Son caldos de uvas producidas en un solo viñedo y en un mismo año y tienen una gran relación calidad-precio, según los expertos.
Para crear sus champanes, las grandes marcas suelen emplear vinos de distintas añadas y distintos pagos o zonas. Los de estos pequeños fabricantes provienen de las uvas extraídas de un solo viñedo en un mismo año.
Algunos los han bautizado como champanes de pago, pero el nombre no satisface a todos los expertos.
Los champanes de viticultor se distinguen porque añaden muy poco o nada de azúcar al final de la elaboración.
Aunque el resto de los consumidores se pierdan este matiz en particular, hay millones de no expertos que pueden disfrutar de un producto al que sólo se le puede poner un pero: un marketing tan escueto como su producción.
