Con la perspectiva de una vendimia que genera una añada de buena calidad y el adelanto de su comienzo al menos en diez días, las perspectivas de la crisis económica no son en cambio nada halagüeñas para el mundo del vino este año.
Todo apunta a que la crisis va a trastocar seriamente la recogida de uva.
La caída de las ventas de los vinos, que se ha concretado en un 10% durante el primer semestre del año, ha obligado a algunos bodegueros a limitar la producción de la futura cosecha para evitar así una acumulación de excedentes en sus instalaciones.
Entre los pasados meses de enero y junio solo se vendieron 116,6 millones de litros, lo que supone 13,5 millones menos que en el mismo periodo de 2008.
El reajuste que impone la difícil situación económica va a afectar de forma directa a las cooperativas, pues las bodegas no están dispuestas a comprarles más de 50% del vino que elaboren, cuando en anteriores temporadas ha alcanzado el 95%.
La negativa de las grandes empresas del sector a hacerse con todo el caldo de las cooperativas -la mayoría es vino de año- da qué pensar entre los profesionales del sector, que ven detrás de esta decisión una mera estrategia de mercado, para bajar más los precios de compra a los productores de uvas.
En esta más que posible rebaja de los precios coinciden bodegueros y agricultores. Eso sí, nadie quiere anticiparse y aventurar cuánto caerán. Parece que todo dependerá de la calidad de la uva de este año.
Si las expectativas sobre la nueva cosecha se mantienen hasta el inicio de la vendimia, todo apunta a que habrá una nueva añada «de calidad». Habrá que ver al final si la crisis económica permite que se traduzcan en buenos vinos… vendibles a precios justos.
