Dicen que tras una intensa helada, los vinicultores de la región de Franconie, Alemania, recolectaron los frutos de la vid que habían sido congelados ante las fuertes nevadas y como si nada hubiese pasado siguieron el proceso tradicional de la elaboración vinícola.
Prensaron cada una de las uvas aunque estuvieran heladas y para su gran sorpresa el resultado de esta particular cosecha fue excepcional: el sabor concentrado de la fruta con un alto y agradable contenido de azúcar era como una caricia al paladar.
Un intenso color amarillo invitaba a degustarlo y a aspirar sus aromas a frutas, más complejo que un simple vino dulce.
En el Este de Ontario, en la península de Niágara, en Canadá, a muy pocos kilómetros de las imponentes cataratas, se encuentra uno de los viñedos más reconocidos en Ice Wine: Inniskillin, con premios internacionales y con altos puntajes en revistas especializadas del sector, como Wine Spectator. Allí se producen cuatro variedades de este vino dulce, ideal para disfrutar junto a un exquisito postre.
Para los más golosos y amantes del vino dulce, la variedad «Vidal» es la ideal, con un fuerte sabor y aroma a frutas e intenso color amarillo.
«Oak Aged Vidal», es sin dudas el mimado por la bodega. Este vino añejado en roble conserva la dulzura característica del Ice Wine, pero no tan intensamente como el Vidal.
Esta especialidad es la elegida por la mayoría de los turistas que buscan llevarse un recuerdo típico de las Cataratas norteamericanas y además es el número uno en exportación al exterior.
Los fanáticos de los vinos espumantes podrán encontrar en el «Sparkling» una variedad encantadora. Este vino conserva el intenso sabor a fruta, pero produce una sensación especial al mezclarse con las finas burbujas.
Por último el Ice Wine también presenta una variedad de tinto: «Cabernet Franc», totalmente diferente al resto. Ideal para tomarlo bien helado, presenta un intenso gusto a frutilla muy recomendable para combinar con un chocolate amargo o con almendras.
