La empresa de alimentación más grande del mundo cierra 2016, año de su 150 aniversario, presente en 197 países y dando trabajo a casi 340.000 personas. Cada día, 1.000 millones de raciones de productos Nestlé son consumidos en todo el planeta. Su logo, con el famoso nido, forma parte ya del imaginario popular, abanderando una amplísima gama de productos que en la actualidad abarca alimentos infantiles, productos lácteos, chocolates, cafés y bebidas a base de cereales, culinarios, cereales para el desayuno, ultracongelados, aguas minerales y especialidades de nutrición clínica. Tiene también una importante presencia en el mercado de alimentos y cuidados para mascotas.
Además, hace cinco años, la compañía suiza decidió crear Nestlé Health Science con el objetivo de desarrollar especialidades diseñadas para mejorar la salud de personas con necesidades nutricionales específicas o promover un envejecimiento saludable. La apuesta por la innovación y su pasión por la nutrición, orgullo de la empresa, son las armas con las que hace frente a los retos de la desnutrición, crecimiento y envejecimiento de la población y la obesidad. El compromiso de Nestlé de mejorar el perfil nutricional de los productos mediante la reducción de sal, azúcar y grasas saturadas, y el aporte de vitaminas, minerales, verduras y cereales integrales, es total; compromiso que se refleja hoy en el modelo de responsabilidad social por el que ha optado -Creación de Valor Compartido-, un punto de vista que engarza perfectamente con valores impregnados por el precursor, Henri Nestlé, allá por 1886.
Henry Nestlé y la harina lacteada
Originario de Frankfurt (Alemania), donde nació en 1814, Henri Nestlé se trasladó con 29 años a la pequeña localidad suiza de Vevey. Allí desempeñó su labor de comerciante, dando muestras de su espíritu inquieto e interesado por la investigación. Preocupado por la altísima mortalidad infantil (uno de cada cinco bebés suizo moría prematuramente), volcó sus esfuerzos en la creación de un alimento que sirviera a pequeños que no podían ser amamantados. Tras numerosas pruebas, en 1866, con 52 años, halló una fórmula compuesta de leche, azúcar y harina de trigo, a la que bautizó como harina alimenticia primero y después como harina lacteada.
El éxito de su producto, que rápidamente se propagó, fue la base sobre la que se construyó la compañía.
Años después, en 1905, Nestlé, que ya había sido vendida por su precursor a tres empresarios locales que mantuvieron viva la filosofía original, se fusionaría con la Anglo Swiss Condensed Milk Company, firma que había lanzado la primera leche condensada de Europa, dando lugar a la Nestlé & Anglo-Swiss Milk Company. Nestlé aportó a la nueva empresa nueve centros de producción, cuatro en Suiza y cinco en el extranjero, incluyendo la recién inaugurada fábrica de La Penilla de Cayón, en España.
Nestlé en España
En 2015, la cifra de negocios de Nestlé en España alcanzó los 2.166 millones de euros, con un crecimiento del 4,5% en relación con el ejercicio anterior.
La compañía exportó el año pasado por valor de 611 millones de euros, lo que supuso un incremento del 8,9% con respecto a 2014. El 73% de las exportaciones se concentró en una decena de países -Francia, Reino Unido, Portugal, Suiza, Italia, Alemania, México, Polonia, Emiratos Árabes y Brasil. El 44% del total de la producción española se destina al exterior.
Todo comenzó hace 111 años, cuando Nestlé decidió que la tradición cántabra en vacuno de leche, unida a la existencia de unas estratégicas vías de comunicación, tanto marítimas como terrestres, convertían a esa región en el emplazamiento ideal para la instalación de su primera factoría en nuestro país. El lugar elegido fue La Penilla de Cayón (Cantabria), donde Nestlé levantó la fábrica de la que salió el primer bote de harina lacteada de España.
Tras ese producto llegaron otros, como la leche condensada La Lechera (1910), los chocolates Nestlé (1929), la leche en polvo Pelargón (1944) o el café soluble Nescafé (1954), que también pasaron a formar parte de la historia de la alimentación de este país.
Ya en los 60 conoceríamos los productos culinarios Maggi, los helados y el café soluble descafeinado Nescafé, fruto del trabajo investigador de Nestlé, y los productos refrigerados. En 1966, la compañía da a luz una línea de especialidades y formatos específicamente diseñados para restauración y colectividades.
En la década de los 70, los productos ultracongelados y los refrigerados se incorporan a la ya amplia oferta de Nestlé. Y en los 80, los cereales para el desayuno, las salsas de tomate Solís, las latas de Litoral y los alimentos para mascotas marca Friskies, a la que se unió la marca global Purina en 2009. A finales de la década, se produce la incorporación de las pastas y salsas frescas Buitoni, y de KitKat.
En 1992, Nestlé entra en el mercado español de aguas embotelladas, con marcas locales como Viladrau, además de las marcas globales, y a finales de los 90 llega Nespresso, el café en cápsulas que rápidamente se convierte en un referente para los consumidores españoles.
Llegado el nuevo milenio, Nestlé aumenta su familia con una gama de especialidades para personas con necesidades nutricionales específicas, hecho que convierte a la compañía en una empresa de alimentación en el más amplio sentido del término. Desde entonces, no solo ofrece productos adecuados para todos los momentos de consumo sino también para todas las etapas de la vida.
En 2007, tuvo lugar el lanzamiento de la gran innovación de la última década: Nescafé Dolce Gusto, un nuevo sistema de bebidas en cápsulas monodosis que revolucionó el mercado llevando el concepto coffee shop al hogar y que supuso la creación de una nueva categoría en el punto de venta.
En la actualidad, más de 5.350 personas forman parte del equipo humano de Nestlé en España. La compañía cuenta con diez centros de producción distribuidos en cinco comunidades autónomas y lidera el mercado alimentario autóctono. Sin duda, un siglo y medio muy bien llevado.
