El camino de la cultura de la tapa hacia su declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco ha cobrado un nuevo impulso con la firma de un acuerdo de colaboración entre Hostelería de España y la Academia Iberoamericana de la Gastronomía (AIBG).
La rúbrica la han protagonizado los presidentes de ambas instituciones: José Luis Álvarez Almeida, y Rafael Ansón, con la presencia, además, de Emilio Gallego, secretario general de la organización hostelera.
La alianza contempla también diversas acciones estratégicas orientadas al crecimiento y la profesionalización del sector en todo el espacio iberoamericano. Entre ellas, destaca la promoción de la tapa como elemento cultural identitario, más allá de su valor culinario.
El argumento de la candidatura subraya el valor de la tapa como una forma de comer y de relacionarse, vinculada a la convivencia, la cordialidad y la creación de vínculos sociales. A fin de cuentas, una manera de vivir.
En favor de su preservación, el acuerdo recoge ciertas prácticas como la cualificación profesional y la dignificación de los oficios de la restauración. En ese sentido, la propuesta plantea una estructura común para los ámbitos de la cocina, la sala y la bodega, con tres categorías profesionales: director, profesional y auxiliar. De este modo, figuras tradicionales como la del camarero pasarían a denominarse “profesionales de sala”, en aras de poner en valor su especialización, conocimientos técnicos y papel clave en la experiencia gastronómica.
La vinculación con la AIBG ratifica la vocación internacional de una estrategia que busca un modelo de hostelería más cualificado, reconocido y alineado con los valores culturales que definen la gastronomía como patrimonio vivo y compartido.
