Tequila Club España organizó una cata de destilados y comida mexicana el pasado martes 10 de octubre a las nueve de la noche, en el restaurante Mestizo de Madrid. El club nace con el propósito de compartir la historia de aquellos destilados que se han convertido en marca y bandera de México. Es una puerta abierta hacia la cultura y gastronomía del país.
Guiada por Vicente Salas, promotor del club, en la cata se explicaron las características y diferencias que poseen el tequila y el mezcal. El primero no se bebe ni con sal y limón, sino derecho. Nació en la localidad del mismo nombre, ubicada en Jalisco, en el año 1538. Al principio, todo el destilado - que en ese momento era un fermentado - tenía que salir de allí.
En cuanto al proceso de realización, el tequila viene del agave, planta de la familia de las orquídeas. Los hijuelos de agave se cuidan durante ocho años. Después, se cortan las ones quedando la piña, que después de ser cortada se cuece en el horno para crear un zumo dulce y fermentarlo. Un buen tequila debe destilarse varias veces.
Estas catas se realizan una vez al mes y ofrecen siempre destilados 100% de agave. Un ejemplo es el Tequila Ocho blanco, el primero que se bebe habiendo sido madurado durante 48 meses en barrica de roble. Se acompañó con un panucho de tortillas con frijoles y guarnición de cochinita pibil y cebolla morada.
Tras el tequila, llegó el turno del Mezcal. Originario de Oaxaca, este destilado posee una variedad más amplia de sabores, característicos por ahumarse antes de cocinarse. Se diferencia del tequila en que el primero se hace únicamente con agave azul y este se puede realizar con cualquier tipo de agave. Además, el mezcal se puede elaborar en diez estados de México, mientras que el tequila solo en cinco.
La degustación tuvo como protagonista al Mezcal Ojo de Dios, del que únicamente existen 720 botellas. Es un producto muy valorado en la coctelería. Se acompañó con enchiladas de mole, unas tortillas rellenas de pollo desmenuzado con mole, frijoles y arroz, y acompañado de nata y queso fresco.
Para culminar el evento, no pudo faltar uno de los postres más característicos de México: el bizcocho tres leches. Con este dulce se despidieron hasta el próximo mes, en el que el evento tendrá lugar en el restaurante Regañadientes, también en la capital.
