Los caldos de países que hasta hace muy poco no eran considerados vitivinícolas se han impuesto poco a poco en el mundo, e incluso sus estilos de hacer son ahora replicados en las otroras catedrales únicas de la uva.
Es un hecho que los países europeos de la cuenca del mediterráneo fueron los predecesores de la comercialización del vino a nivel mundial. Sin embargo, actualmente los más connotados productores vitivinícolas del Viejo Mundo: Francia, Italia y España, están siendo retados con sutiles armas por sus antiguas colonias en América, África y Oceanía.
En este proceso los países del Nuevo Mundo han abastecido bien sus naves y están navegando con gran éxito por los mares del vino a nivel mundial. Por su parte los patriarcas del vino aún no se lo pueden creer y evaden la realidad criticando la excesiva fruta y grado alcohólico inherente a los vinos de quienes fueron una vez sus súbditos.
No obstante, los antiguos amos del vino están frenando como nunca antes la entrada de productos vitivinícolas procedentes de ultramar a sus puertos, e incluso han desmentido las tendencias modernas de apreciación del vino a nivel mundial.
Pero todo ha sido en vano. La verdad es que poco a poco ellos también se han ido sumando al juego de los ya célebres desconocidos. Primero fue Italia con sus vinos Sicilianos y Supertoscanos, luego España con sus Riberas Potentes , sus Riojas de alta expresión y sus vinos de autor, hoy se suma Francia con sus varietales Vin de Pays, sus Vin de Garaje y otros.
El término vinos de guarda cada vez se escucha menos en los salones de la corte europea, y es que el buen hacer, con una mejor relación calidad-precio, de vinos listos para ser bebidos que imponen productores del Nuevo Mundo se hace insuperable para el consumidor moderno.
Para encontrar la relación calidad-precio, expresión frutal, sutileza y potencial aromático de un vino del Nuevo Mundo el amante del buen vino debe pagar de dos a tres veces más por un vino del antiguo continente, diferencia que se puede constatar más claramente en los segmentos económicos.
En términos de comercialización, es verdad que aún queda mucho por hacer en las otroras colonias. Sin embargo, los vinos del nuevo mundo hoy son percibidos positivamente por su modernidad, sugerencias en etiquetas, su credibilidad en campañas publicitarias, su excelente relación precio-calidad y su facilidad para ser bebidos.
Cada día los productos vitivinícolas provenientes de países como Chile, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Canadá y México, entre otros, irrumpen en las noticias con nuevos premios ganados en catas y concursos en Europa, haciendo a un lado los ya famosos y tradicionales caldos del continente europeo.
Para los incipientes comercializadores, aún queda un largo camino por recorrer. Potencial es lo que sobra. Hace ya más de cinco centurias los grandes imperios llegaron y conquistaron el Nuevo Mundo. Hoy nuevos almirantes enfilan sus naves en dirección contraria pertrechadas de mágicos vinos, deseosos de redescubrir cinco siglos después a sus descubridores.
