Shagû era el nombre que designó a la persona encargada de servir el vino desde el siglo V ANE en Mesopotamia. En el antiguo Egipto, los faraones eran aficionados al vino y sus séquitos siempre tenían un maestro responsable del servicio de bebidas. Los griegos, a su vez tenía el enoforo, la persona encargada de servir el vino en los banquetes.
La palabra sommelier fue introducida en el siglo XVII, en Francia, para designar principalmente a una persona a cargo del servicio del vino.
En la Edad Media, el sommelier se convirtió en la persona de confianza de los señores, no solo por el conocimiento para elegir los vinos que se servirían en las mesas de los grandes reyes y la realeza de la época, sino por su lealtad, pues también tenía la llave de la bodega o en el sótano utilizado para almacenar los vinos.
Hoy el sommelier no sólo se dedica a la gestión de la bodega de un restaurante. La profesión ha evolucionado tanto que ahora es responsable de la sugerencia y el servicio de todas las bebidas, incluyendo aperitivos, agua mineral y marcas de vino, en función del plato de su elección.
Él también está a cargo del servicio de café, cigarros, licores, destilados o aguardiente sy todas las bebidas que en la actualidad forman parte de la cultura gastronómica del planeta.
Los sommeliers profesionales de hoy tienen que saber de vinos, comidas, cigarros, dulces, agua, café, música y placer.
También deben estar alerta en cuanto al uso de los diferentes ingredientes que escoge el cocinero cuando elabora un plato, para que estos sirvan de complemento y perfecto maridaje a la bebida elegida por el cliente.
De hecho, el sommelier está destinado a convertirse en el experto principal en la cocina de los salones más elegantes del mundo, en el gourmet cuyo servicio se encamina, sin dudas, a ser la diferencia en el futuro.
