Sr. Anderson, nos gustaría saber sobre su interés en la organización de este evento, en el intercambio entre vinicultores de California y los sommeliers y profesionales del mundo gourmet en Cuba.
Yo visité Cuba en el 1996 y cuando llegué me enamoré del país, del pueblo cubano, la cultura, la topografía, todo desde la música hasta el ron y el arte. Mi relación con Cuba fue creciendo y me interesó que las personas vinieran aquí para entender lo que es la verdadera Cuba y cómo los cubanos realmente ven a los estadounidenses, porque de manera general se pensaba que a los cubanos no les gustaban los norteamericanos y eso no fue lo que encontré cuando vine aquí en el ’96.
Hoy hemos traído más de 1700 personas desde el 2000, personas de todas las clases sociales, vinculados al mundo del negocio, entretenimiento, la industria cinematográfica, agricultura, el negocio de los vinos.
Yo tengo mi propia bodega y soy muy activo en el negocio de la gastronomía de alto nivel. Tenemos una escuela de cocina, tenemos una compañía de catering, estamos en hoteles, desarrollamos varias actividades. Yo realmente sentí la necesidad de dar el siguiente paso y traer más vino a Cuba, no solo para los turistas, sino que me pareció que podría existir un mercado para los cubanos. A muchos de los amigos que he conocido aquí durante 20 años les encanta tener una buena botella de vino para la cena.
Yo quería asegurarme de que podía hacerlo, así que en el 2006 empezamos a dialogar con funcionarios del gobierno en ambas partes, en Estados Unidos y Cuba, sobre cómo podíamos desarrollar nuestro proyecto.
También nos pareció que es importante no solo venir aquí y pensar que se va a ganar dinero, sino que tiene que haber un intercambio recíproco. Hace dos años reunimos a 20 sommeliers, les pagamos para que fueran a Estados Unidos, pasaron 4 días en Napa y 3 días en Sonoma. Les enseñamos todo sobre la industria vinícola, les mostramos las bodegas, cenaron con algunas de las principales figuras en la industria, algunas de las mayores marcas, y fue un gran éxito.
Ellos me dijeron que el siguiente paso era traer a los productores de vino a Cuba. Hace dos años comencé a trabajar en este concepto y organizar el simposio con la ayuda de muchas personas, como el Habano-sommelier Fernando Fernández, Elsa Lavastida, Lavastida Rodríguez, manager para América Latina de Bodegas Sardá, y otros. Diseñamos el formato y se lo enviamos a los vinicultores de Napa Valley, Sonoma, el Instituto del Vino. Hubo gran interés.
Para que tengan una idea, hoy tenemos aquí 100 productores de vino, pero había un total de 250 personas en nuestra lista. Debido a la falta de habitaciones disponibles en los hoteles de La Habana, tuvimos que decirles que no podían venir todos.
Creo que estamos muy cerca de poder firmar un acuerdo con los gobiernos de Cuba y Estados Unidos. Pienso que podremos trabajar en todos los detalles.
¿Han diseñado alguna estrategia para atraer al mercado cubano?
Por supuesto. Es una estrategia integrada verticalmente. Sabemos que a los turistas les encanta nuestro vino. Canadá es el principal emisor de turismo hacia Cuba y los canadienses son los mayores consumidores de los vinos de California. Sabemos que los comprarán cuando estén aquí, reconocerán las marcas.
Sin embargo, lo que queremos y soñamos es que los cubanos puedan tener acceso a los vinos de California, que los incorporen en sus cenas tanto en restaurantes como en casa. Así que mientras más catas podamos organizar con el público en general, será mejor.
Fernando Fernández está organizando un programa anual de educación y comenzaremos en La Habana, después iremos a Santiago, Camagüey, Cienfuegos, a lo largo de toda la Isla, y trabajaremos con los chefs. Esto es importante porque ellos harán maridajes. También trabajaremos con sommeliers en todas estas áreas y haremos ofertas públicas para que el público en general pueda entender cuán importante es integrar la comida y los vinos.
¿Qué nos puede decir sobre el maridaje con los Habanos?
Yo produzco un vino específico que se puede maridar perfectamente con un gran tabaco cubano. He trabajado mucho con Fernando Fernández en las mezclas y pensamos que entre el ron y los tabacos hay una maravillosa oportunidad. Fernando está trabajando en un nuevo libro y yo lo publicaré. El tema principal será el maridaje entre diversos tabacos y vinos.
Muchas personas piensan que el único vino que se puede maridar con un tabaco es un tinto bien pesado. Nosotros no estamos de acuerdo. Fernando y yo creemos que se puede combinar con un Sauvignon Blanc, un Chardonnay, un Pinot Noir, Zinfandel. Las personas comprenderán que una cena se puede complementar, al principio o al final, con un tabaco cubano.
¿Participará usted en el Festival del Habano?
Sí. Yo he sido muy activo en los Festivales del Habano. Hay un joven productor de humidores, quien considero es el mejor del mundo, José Ernesto Aguilera. Yo poseo todos los derechos para comercializar su producto en Estados Unidos. Hemos estado vendiendo sus humidores en Estados Unidos, no con tabacos, sino como piezas de arte. Hemos tenido gran éxito y muchos siguen su trabajo.
Este es el 50 aniversario de Cohíba y él está manufacturando el humidor Cohíba para la subasta. Así que estaré aquí con él durante ese período.
