Concursos de vino ¿negocio o estrategia?

Creado: Mié, 23/08/2017 - 11:27
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Cristina Tierno
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Concursos de vino ¿negocio o estrategia?
Es evidente que el mercado del vino vive hoy una clara saturación. Las campañas de comunicación o marketing se hacen necesarias para diferenciarse ante la inmensa oferta. Con lo que, los concursos se pueden ver como una vía más de comunicación para dar al consumidor mayores garantías ante su desconocimiento. Pero… ¿Sabemos algo de los concursos? ¿Para qué valen? ¿Quiénes son los catadores? o ¿Cómo se organizan? Uno de los aspectos que más desconfianza genera tanto en las bodegas como en el consumidor es que los concursos sean un negocio en sí y persigan un beneficio económico. Pero hay que entender que un certamen de calidad tiene un elevado coste: su organización, la recepción de las muestras, la selección del panel de cata, la promoción, las comidas, los viajes, los alojamientos… y que sea un negocio asegura su rigurosidad y supervivencia, obligándole a tener que ser valioso para el sector, pues de lo contrario estará abocado a su desaparición. En mi opinión, el problema no está en que el concurso sea un negocio, sino en que los participantes consigan sacar un beneficio de él y el concurso sea riguroso. Recibir un premio en un concurso de vino es un apoyo más para destacar entre la competencia. Como una reseña de un experto, o una puntuación en una guía especializada. Es un argumento comercial más de cara a los distribuidores, una herramienta de venta para acceder a nuevos mercados, un punto de partida para promocionar, comunicar y en definitiva ganar en notoriedad, en resumen, ofrecer garantías para el consumidor y que éste nos elija. Mª Isabel Mijares, pionera, jurado y presidenta en muchos certámenes me comentaba un día: “los concursos están bien planteados siempre y cuando den servicio al sector”. Ése es el quid de la cuestión. Como especialista en marketing y catadora, considero que participar en los concursos de vino es una estrategia de marketing muy válida y rentable sobre todo para vinos de gamas media o media–alta, pues te permite conseguir un posicionamiento más rápido. ¿Rentable? Totalmente, si ganas, y si además tenemos en cuenta el coste de participación, que suele ser entre los 150 a 200 euros, una inversión ínfima si se analiza la rentabilidad que se puede obtener si gestionas bien el premio ganado. Los jurados están formados por catadores expertos, con conocimientos amplios de vinos, catas y con experiencia en concursos. Ser jurado no es fácil, accedes por méritos y es un honor, un reconocimiento dentro del sector. Los catadores no cobramos nada por catar en los concursos, aunque sí se nos pagan nuestros gastos para que no nos cueste dinero la participación, ya que ponemos nuestro tiempo y todos nuestros conocimientos al servicio del mismo. Pero además de esto, existe otro beneficio para el catador a parte del propio reconocimiento, pues catar en estos concursos te asegura estar mucho más al día de las tendencias y perfiles que se van imponiendo en el mercado del vino, con lo cual te hace mucho mejor profesional. Y ¿cómo se hace? En los concursos, generalmente, se cata por la mañana, pues el catador tiene más sensibilidad, aunque cuando existe gran cantidad de muestras se hace necesario el catar mañana y tarde pues sino se alargaría mucho en el tiempo. Normalmente en una mañana se suelen catar una media de unos 30 a 40 vinos, en dos tandas de 15 a 20 vinos, con un descanso entre ambas. Los catadores tenemos nuestros rituales, sé de algunos que no toman leche antes de catar, otros hacen desayuno salado con pan o jamón ibérico. En las catas se ha de disponer siempre de buenas condiciones: sala limpia de aromas que no afecte la cata, una buena luz… Lo habitual es catar con botella tapada o lo que se llama “cata ciega” dado que se busca la imparcialidad del jurado y que este no se vea afectado por el conocimiento de una marca determinada. Y por supuesto que todas las muestras a concurso estén perfectamente atemperadas, cada una en su categoría, no se puede permitir catar un espumoso o vino demasiado caliente o frío. En la mesa sobre fondo blanco, 4 o 5 copas de cristal de calidad, agua, escupideras para no tragar los vinos, y por supuesto un plato de colines que se utiliza con el fin de arrastrar los taninos que se van quedando en la lengua cuando ya se lleva un tiempo de cata. En el primer descanso de la cata, se suele tomar una cerveza con el fin de refrescar, limpiar la boca y dientes de los taninos, de este modo se consigue comenzar de nuevo desde cero para que la siguiente tanda de vinos no se vea perjudicada por saturación. Es importante tener un primer vino que se llama de ”puesta en boca”. En toda cata el primer vino siempre sale perjudicado, pues la boca debe habituarse a la acidez, con lo que se tiende a puntuar más bajo este vino. Por eso se utiliza este primer vino, que, por supuesto no concursa y con un doble objetivo: preparar la boca y por otro lado el unificar los criterios de valoración del grupo de catadores/jurados sobre las puntuaciones de los vinos. En esta labor es importante el presidente del jurado de cada mesa, técnico que, aparte de catar, supervisa el grupo y se encarga de que todo se haga correcta y rigurosamente, es decir, que todo el mundo cumpla con su cometido aparte de comprobar que todas las fichas estén perfectamente rellenadas. ¿Y cómo valorar? Los vinos suelen estar divididos en categorías generales: vinos espumosos, vinos blancos sin madera, blancos con madera, vinos rosados, tintos jóvenes sin madera, tintos con madera hasta 12 meses, tintos con madera de más de 12 meses, vinos generosos y dulces. Cada uno de los catadores rellena una ficha de cata por cada vino catado, normalmente se utilizan fichas de cata basadas en las desarrolladas por la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Todas las fichas de cata se dividen generalmente en cuatro grandes bloques como se ve en la imagen: Vista, Olfato, Gusto y Armonía o Juicio-Global, que son valorados con una calificación de Insuficiente/Descalificado, Correcto, Bueno, Muy Bueno hasta Excelente y cada una de ellas tiene una puntuación en número por cada subcategoría, que luego se suma, y esta da el valor final que ha obtenido el vino en el concurso. Si entramos en detalles en la Vista, se valora la limpidez, el aspecto/color, y si es un espumoso la efervescencia, es decir, cómo se presenta, tamaño de su burbuja, etc. En el Olfato, se valora la franqueza de los aromas, su intensidad (siempre positiva) y la calidad de los aromas, (pues no es bueno que huela intensamente mal). En el Gusto, lo mismo, pero en la boca: franqueza en entrada, intensidad positiva de sabores, persistencia armoniosa del vino y por supuesto la calidad, pues ha de ser un gran vino si obtiene una alta puntuación. Y como colofón la armonía, o ese juicio final, que es toda esa sensación de conjunto que nos ha producido el vino en todas sus fases y cómo nos hace sentir. Por eso es muy importante contar con experiencia para poder reconocer grandes vinos en cata. Independientemente del nombre del premio que se le otorgue en cada concurso, conseguir puntuaciones superiores a 92 supone obtener los máximos galardones del concurso. Para participar en un concurso la bodega sólo tiene que ponerse en contacto con la organización del mismo, todos tienen web, e informan de sus plazos. Se debe rellenar una ficha de participación con la información necesaria que solicitan, pagar las tasas correspondientes por cada muestra, y después se envía la cantidad de muestras que se soliciten. Se aconseja mandar siempre los vinos terminados, listos para consumir, pues hay que tener en cuenta que ese vino se somete a un análisis durante un tiempo muy limitado y sobre todo se piensa cuando se cata en el consumidor final, no tanto en futuros grandes vinos con los años. Para eso es mejor esperar a que esté terminado y presentarlo más tarde. Actualmente hay muchos concursos, tanto en España como en el extranjero, con mayor o menor fama, no puedo nombrar todos, pero si tuviera que nombrar algunos de los que resultan muy interesantes destacaría: Bacchus, promovido por la Unión Española de Catadores y avalado por el Ministerio de Agricultura. Se inscriben una media de 1.800 vinos de 21 países, y cuenta con un jurado formado por sumilleres, periodistas, distribuidores y miembros de la UEC en el que el 80% del jurado es de nacionalidad extranjera. Zarcillo, bianual, promovido por la Comunidad Autónoma de Castilla y León. CINVE, único en el que la mayoría del jurado son compradores que trabajan en espacios donde se pueden comercializar los vinos (Makro, El Corte Inglés, tiendas de vino, etc). Alamesa, organiza muchos concursos temáticos. Esta empresa ofrece como valor añadido que los vinos premiados son presentados para conocimiento del público general en unas actividades muy interesantes llamadas “Vinoquedadas”. De esta organización, yo tengo predilección por uno de los concursos que se llama “Vino y Mujer” donde sólo se pueden presentar vinos elaborados por mujeres que son catados a su vez por un panel de mujeres expertas. Premios Envero, 19 ediciones, promovido por el Ayuntamiento de Aranda de Duero. En este sólo podrían participar los vinos de la D.O. Ribera del Duero, pero lo nombro porque este concurso permite ser catador por un día en una cata multitudinaria, con el slogan “Se buscan 1.000 catadores” es un concurso donde aficionados, adictos, expertos, amateurs y profesionales… es decir, cualquiera que tenga ilusión por convertirse en juez de concursos por un día de los vinos de esta Denominación de Origen, toda una experiencia. Fuera de las fronteras españolas merecería la pena destacar: Concours Mondial de Bruxelles Wine Competition. Con más de 20 años y un reconocimiento mundial, participan habitualmente en él 9.000 muestras, siendo España el país que más vinos presenta. El jurado lo forman con 300 catadores de más de 50 países. Tiene un convenio con la Universidad de Lobaina en el que, al terminar, a parte de los resultados de los premios, a los catadores participantes se les da un informe con sus estadísticas durante el concurso, donde se evalúan si son constantes y si están al mismo nivel que sus compañeros. Con el fin comprobar su exactitud, todos los días de cata repiten algunos de los vinos para ver si se les ha otorgado la misma puntuación. Actualmente es itinerante y este año 2017 se celebrará en Valladolid. Es muy valorado por los consumidores y catadores a nivel mundial y este año merece más que nunca la pena participar. Sélections Mondiales Des Vins Canadá, Es de los más antiguos. El tercero de mayor participación por bodegas españolas. A parte de las propias medallas, se realizan reportajes que se publican en las revistas como Magazine Prestige (100.000 personas/mes) o Magazine HRI (propietarios de restaurantes e instituciones), aparte de ganar puntos adicionales y la notoriedad para poder entrar a vender a la Saq- La Société des Alcools de Québec, el monopolio-comprador institucional más grande de vinos en el mundo. Mundus Vini (Alemania). Otro de los más prestigiosos del mundo, se catan más de 6.000 vinos, ocupando España el segundo lugar. Además del premio ofrece como aliciente una presentación de los galardonados y la degustación de los vinos en un espacio en la feria de ProWein, la feria más comercial del vino del mundo. También se publican en sus 7 revistas: Weinwirtschaft, Der Deutsche Weinbau, Meiningers Weinwelt, Meiningers Sommelier, Getränke Zeitung, Meiningers Craft, Fizzz, Meininger’s Wbi, Eurodecor, lo que facilita el acceso al Mercado alemán. Otros concursos prestigiosos son: Vinalies Internacionales (Francia), Decanter World Wine Awards (DWWA), International Wine Challenge (IWC), International Wine and Spirit Competition (IWSC), The International Wine Contest, Challenge International du Vin, International Organic Wine Award Bioweinpreis (BWP), China Wine & Spirits Awards (CWSA), New York International Wine Competition (NYIWC), Hong Kong International Wine & Spirit Competition. Fuente: 7 Caníbales

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