En un año que se presume clave para la gastronomía italiana – el país prepara una propuesta a la UNESCO para que esta sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad – conviene prestar atención y pararse a disfrutar de cada uno de las elaboraciones que la cultura italiana le ha regalado al mundo.
Y uno de estos platos insignia de la cocina italiana es la lasaña, que de hecho, el pasado 29 de julio, celebraba su Día Mundial. La elaboración que consiguió apasionar al gato Garfield y a millones de foodies por todo el mundo se ha universalizado, y hoy en día se puede encontrar en infinidad de restaurantes de toda clase y localización.
Aunque no se conoce la fecha exacta en la que surgió la lasaña, se suele situar el germen en la receta creada por María Borgogno en el año 1316, si bien el legado de la Grecia Antigua pudo influir en el origen de esta elaboración.
La receta canónica prescribe que una verdadera lasaña debe estar formada por láminas de pasta intercaladas por distintos ingredientes, como pueden ser la carne – lo más habitual – el pescado o la verdura, además de bechamel y queso rallado. Pero esta elaboración ha mutado tanto como distintas culturas culinarias ha alcanzado.
La receta más extendida es, por tanto, la lasaña boloñesa, caracterizada por la inclusión de esta salsa italiana – hecha a partir de salsa de tomate y carne picada -, además de zanahoria, apio, cebolla, queso parmesano rallado y sal. Sin embargo, podrías pasarnos todo el día enumerando las variedades de recetas que se conocen: desde las lasañas de pescado, rellenas de merluza, atún, bacalao, salmón o incluso marisco, hasta las recetas cuyo ingrediente principal es la verdura: se pueden encontrar lasañas de calabacín, espinacas, espárragos
Asimismo, hay quien apuesta por arriesgar, con elaboraciones como la lasaña de setas o champiñones, de pollo al curry, o incluso la lasaña a la Portofino, conocida por la inclusión de pesto en la receta.
Pero la influencia de la lasaña ha llegado más allá, e incluso ha inspirado nuevas recetas en otros países. Es el caso del pasticho venezolano, una elaboración muy similar al tradicional plato de origen italiano, con la principal diferencia de que las láminas de pasta se elaboran con plátanos fritos; o el pastel azteca, el cual se elabora en México, e incluye elementos característicos de esta cocina como las tortillas mexicanas o el chile con carne.
