El vino rosado es el tema menos tratado entre sommelieres, amantes de vinos en general y revistas especializadas. La razón principal es su forma de vinificación. No son vinos blancos ni tintos, pero tienen elementos de elaboración de ambos.
Técnicamente, un vino rosado se elabora de forma similar a la del blanco, con la salvedad de que se utiliza uva tinta, o una mezcla de tintas y blancas. Apenas unas horas de maceración en contacto con las pieles tintas permitirá la extracción del color deseado y de ciertas sustancias aromáticas.
Posteriormente se separan las materias sólidas del mosto para efectuar la fermentación en virgen con la consiguiente transformación de los azúcares en alcohol gracias a la acción de las levaduras.
Esta discriminación no es justa. Aunque sus características puedan limitarlo en su uso, pueden jugar un papel más protagónico en la restauración moderna.
Las razones son varias pero solo sintetizaré tres de ellas, principalmente en estos momentos de crisis donde pueden satisfacer dignamente los objetivos tanto del restaurador como del cliente.
A saber:
Gozan de una de las mejores relaciones calidad-precio de cuanto vino se elabora
Tienen cualidades importantes de muchos blancos y características sustanciales de tintos
No existe un vino más conciliador en el maridaje que el vino rosado
Sin embargo, es la segunda razón la que puede hacer relativa las otras dos mencionadas. Escoger un buen vino rosado es la clave del asunto. En términos de sommelería, una selección acertada garantizará los fines por los cuales lo hemos escogido.
Para acertar, no se puede improvisar con nuevos vinos rosados en el mercado. Primero que todo, debe partirse de los clásicos.
La historia del vino nos ha dado países, regiones y zonas que han mostrado toda una tradición en la elaboración de excelentes vinos rosados. Son apelaciones, denominaciones y nombres que tienen su fama en este campo.
Por razones de espacio, nos concentraremos en dos países solamente, Francia y España, pero bien pudiéramos incluir a Italia con su rosato, chiaretto y kretzer y a otros puntuales del Viejo Mundo. Quedan pendientes para otro momento.
FRANCIA
Existen tres zonas clásicas para la producción del vino rosado en Francia, con una larga trayectoria y remarcable calidad: Loira, Ródano y Provenza.
El Valle del Loira se divide en zonas, siendo Anjou la que se especializa en vinos rosados. En el Valle del Ródano, norte y sur, la producción de vinos tintos es dominante pero existen ejemplos excelentes de apelaciones especializadas en rosados.
El caso de Provenza, casi olvidado por especialistas, se encuentra en la esquina suroeste de Francia, a lo largo del Mar Mediterráneo. Sus vinos más clásicos son los frescos rosados, aunque elabora buenos tintos también.
TAVEL ROSÉ (RÓDANO)
Tavel es una pequeña comuna al sur del Valle del Ródano. En este lugar, por ley, solo se producen vinos rosados. Para producir estos vinos hasta nueve variedades de uvas pueden ser utilizadas, tanto tintas como blancas, pero es la variedad grenache la imprescindible.
Cada enólogo tiene su propia mezcla, lo que diversifica el producto final. A pesar de la forma directa que implica esta elaboración, no es fácil garantizar brillantez y acidez, objetivos que logran magistralmente.
Como resultado se obtienen vinos de hermoso color rosado con intensos aromas especiados e intensos, decididos incluso a enfrentar platos donde el ajo, el aceite de oliva y las hierbas aromáticas sean componentes primordiales.
GIGONDAS ROSÉ (RÓDANO)
Otra de las comunas del sur del Ródano es Gigondas, donde solo se permite la elaboración de vinos rosados y tintos. El Gigondas Rosé es diferente al Tavel Rosé, dado sus componentes de uvas, solo tintas, como en sus aromas finales más simples.
Son vinos rosados más simples pero frescos y afrutados todo el tiempo.
ROSÉ D’ANJOU (LOIRA)
El famoso Rosé d’Anjou es un vino simple y medio dulce, elaborado de la nativa uva tinta grolleau, aunque participan otras cinco uvas en la mezcla.
CABERNET D’ANJOU (LOIRA)
Este vino rosado presenta mejor estructura que el Rosé d’Anjou, es más alcohólico y generalmente ligeramente más dulce.
ROSÉ DE LOIRE (LOIRA)
Son vinos rosados secos que provienen de Saumur, Touraine y principalemente de Anjou. Pueden ser muy refrescantes y con atractivos aromas a peras y bayas.
SANCERRE ROSÉ (LOIRA)
La Sancerremanía que irrumpió en los años 70 del siglo pasado llenó al mercado mundial de vinos blancos con una de las expresiones más perfectas de la variedad sauvignon blanc. Después tintos y rosados, aunque no con igual suerte, aparecieron llenando espacios de consumidores ávidos por conocer nuevas expresiones de la pinot noir.
Las nuevas generaciones de enólogos entusiastas del Sancerre rosé nos proporciona una calidad sostenida de vinos que merecen mayor representatividad en cartas de vinos de restaurantes serios y comprometidos.
BANDOL ROSÉ (PROVENZA)
Esta es la mejor apelación de Provenza y se destaca por elaborar, además de vinos tintos, excelentes rosados de una buena relación calidad precio. Los mejores usualmente tienen en sus uvas de mezcla un porciento mayor de la estructurada y especiada mourvèdre.
CÔTES DE PROVENCE ROSÉ (PROVENZA)
A pesar de que la apelación Côtes de Provence sirve para amparar vinos tintos y rosados, son estos últimos los mayoritarios (aproximadamente tres cuartas partes de todo el vino producido bajo esta apelación). Son vinos secos y frescos basados en las variedades grenache, cinsaut y la local tibouren. Existen diferentes cooperativas concentradas en producir rosados serios.
ESPAÑA
Caracterizados por producir vinos rosados desde tiempos inmemoriales, son los españoles unos de los más apasionados en poderlos dotar de distinción y calidad.
La tradición vitivinícola ha impuesto cotas de calidad superior en determinadas regiones, más que en otras. Tales son los casos de Aragón, Castilla y León, Navarra, Rioja y Valencia.
CALATAYUD (ARAGÓN)
En esta denominación los rosados constituyen el producto más característico de la zona y ofrecen una relación calidad-precio envidiable.
Elaborados a partir de la garnacha tinta, presentan una excelente expresión varietal, con un color frambuesa muy vivo y una frescura y potencia aromática que los hace muy agradables.
CIGALES (CASTILLA Y LEÓN)
Los famosos rosados de Cigales se renuevan. Las tradicionales formas de mezclas de la uva tinta tempranillo con uvas blancas van cediendo a monovarietales de la tinta mencionada. De cualquiera de las dos formas no puede negarse que son vinos de uso obligado cuando se habla del tema.
NAVARRA (NAVARRA)
La tradición no se ha abandonado completamente por lo que los fragantes y afrutados rosados por lo que la región ha sido famosa aun se mantiene fiel.
El cambio más obvio ha sido la incorporación de variedades de uvas foráneas tales como cabernet sauvignon y merlot, junto a la nativa tempranillo y garnacha tinta.
Son vinos que tienen un gran carácter de frutos rojos, son equilibrados y de muy buena frutosidad.
RIOJA (RIOJA)
Se elaboran básicamente de la variedad garnacha tinta y no de la tempranillo, reina del lugar para los tintos. La Rioja Baja es la zona que proporciona mayor cantidad de uva base para la elaboración de estos rosados afrutados, frescos y agradables.
VALENCIA (VALENCIA)
Se renuevan los clásicos rosados valencianos, pero siguen manteniendo su calidad tradicional. La tendencia actual es producirlos de color rosáceo-frambuesa. Son frescos y con muy buen potencial aromático y frutal.
Aquí hemos reseñado unos pocos vinos rosados con nombre propio. A pesar de las diferencias en cuanto a estilos, cepas y formas de vinificación, la relación calidad-precio es el elemento común. El tiempo actual nos exige buscar alternativas serias y responsables para seguir complaciendo al cliente, sin hacer concesiones ridículas.
