Barón Philipe de Rothschild, placer y otros asombros

Creado: Dom, 07/10/2012 - 01:55
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Tan sugerente y atractiva como su propia historia es la propuesta que hace al orbe la empresa vitivinícola francesa Baron Philipe de Rothschild S.A. Cerca de un siglo ha sellado el quehacer de la que ya se ha convertido en una de las marcas más notorias y representativas del Bordeax e incluso más allá, en el Nuevo Mundo.

Su pasado habla de inventiva, trasgresión, audacia y permanencia. También hoy estas se tornan características innegables y su valiosísimo know-how vuelve a las andadas para proponer esta vez en Cuba productos de muy alta calidad, como quedó demostrado durante las jornadas de la más reciente Fiesta Internacional del Vino del Hotel Nacional cuando fueran presentados cuatro vinos gracias a la gestión comercial y representativa de Unión Celles de Noya S.A. (Fraixenet)

La bodega Barón Philippe De Rothschild, distinguida internacionalmente por sus vinos Chateau Mouton Rothschild (Francia) y Opus One (California), llegó a Chile en 1996 para producir el Premium Almaviva junto a Concha y Toro. La contundente aptitud del terroir, los matices que a sus cepas otorga la peculiar geografía y una cultura del vino sin dudas arraigada, permitió que la asociación tomara más cuerpo y en nuestros días también la entidad francesa custodie y produzca manufacturas de altísima calidad en esta zona americana.

Así pues, de esta aleación provienen los vinos reserva Mapu Sauvignon Blanc Reserva; Chardonnay por Escudo Rojo; Mapu Merlot Reserva y el Escudo Rojo (este último un coupage de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Carmenere y Syrah, novedad dentro de la tendencia de fabricación en el área del Nuevo Mundo vitivinícola).

Para más singularidades la propuesta fue presentada en la ciudad antillana por el enólogo francés Enmanuel Riffaud, que expuso las peculiares características de estas composiciones y dialogó directamente con expertos y actores comerciales de la gastronomía cubana.

Al decir del especialista galo un estudio profundo del terroir y el clima, en conjunto con la sapiencia proveniente de décadas de trabajo y éxito de la bodega franca, el uso de nuevas tecnologías propias del sector y el distintivo que otorga el saber tradicional han permitido que estos sean vinos notablemente bien compuestos y valiosos.

Tanto los varietales como el assamblage fueron degustados con fruición por el auditorio de especialistas. Coincidencias entre las sugestivas notas y características organolépticas que distinguen estos productos, su patente calidad y la magnifica oportunidad que significó para los asistentes disfrutar de estas propuestas fueron, de modo general. Agradecimiento pleno a Freixenet fue también el sentimiento colectivo, por la inestimable oportunidad de disfrutar y conocer sobre otros modos de lograr la excelencia.

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