Uno de los pocos chocolates del mundo clasificado como “Cacao Fino” es el de Panamá, que sobresale por su intenso aroma, baja acidez, sabor y pureza. Cultivado por los indígenas mucho antes de la llegada de los españoles, hace más de 500 años, se ha convertido en poco tiempo en uno de los productos más codiciados de las exportaciones de ese país.
La producción de este rubro, basada en el uso de insumos locales, se concentra fundamentalmente en la provincia de Bocas del Toro, donde más de 1000 productores cultivan unas 1500 hectáreas de variedades híbridas, con prácticas amigables con el ambiente y libres del uso de agroquímicos.
No obstante, son los propios panameños los consumidores más devotos del chocolate de su tierra. Cada año en el país se consume cinco veces la ingesta promedio de Centroamérica. En total, el consumo per cápita anual es de 650 gramos, mientras que en otras naciones es apenas de 130 gramos.
Esta cifra, paradójicamente, está en contradicción con la cantidad de empresas que se dedican en Panamá a elaborar el chocolate que se consume en el país. La materia prima, el preciado grano de cacao, viaja a otros países y luego regresa elaborado en ricos bombones.
Por suerte estos escenarios están cambiando y actualmente existen proyectos con visión de futuro que comienzan a elaborar chocolates dentro de Panamá, utilizando los productos nacionales auténticos, dándole un toque de originalidad y frescura. Tal es el caso de Oro Moreno Chocolate Gourmet, una joven empresa que trabaja el arte de la chocolatería y bombonería artesanal, con cacao 100% panameño.
Teniendo como premisa el cuidado especial en la selección de la materia prima, Oro Moreno Chocolate Gourmet hoy ofrece productos nacionales que invitan a disfrutar el sabor tropical del país, a saborear a “PANAMÁ EN UN BOMBON”.
El cacao panameño puede llegar a ser una riqueza sostenible. Para ello es necesario hacer conciencia, así como reconocer el valor y la fuerza que aporta este producto a la economía y desarrollo de esta nación suramericana, que avanza hacia una verdadera evolución gastronómica.
