La única categoría de libros de no-ficción que creció en ventas el año pasado en los Estados Unidos fueron los de cocina, pues se vendieron casi un 7% más que el año anterior, mientras las ventas de todos los demás se mantuvieron más o menos planas. No obstante, la emergencia de nuevas tecnologías pudiera cambiar pronto este panorama.
Según Susan Dobb, de la editorial especializada en libros de cocina Oxmoor House, la mayor venta de libros de cocina pudiera explicarse porque el público sale menos a comer y quiere comer mejor en sus casas; y para eso tienen que aprender a cocinar.
Es como si todos tuvieran que instalar un software para cocinar que viene en los libros en forma de recetas y trucos. La venta de libros de cocina responde a esa inquietud y a un vacío de conocimiento que, hasta hace muy poco, sólo podía saldarse así, con libros y cursos.
Pero al confrontar las capacidades de los libros de cocina para enseñar sus recetas, con las que tienen las diversas aplicaciones dedicadas a cocinar de iPhone, iPad, Galaxy, etc., puede verse la amenaza en el futuro de los libros de cocina.
Estos dispositivos, combinados con sus aplicaciones, son al libro de cocina, lo que las cámaras digitales fueron para Kodak, o el MP3 para los CDs.
Las aplicaciones de cocina para tabletas tienen muchas ventajas sobre el libro de cocina papel, pero principalmente tienen una: pueden evolucionar, siempre pueden ser mejores.
Si su didáctica falla o es insuficiente, tienen tantas capacidades potenciales que terminarán resolviéndose en el proceso de evolución.
Estamos en la pre-historia de los futuros libros de cocina para tabletas y teléfonos inteligentes, sin embargo, los abundantes casos son que pueden probarse son uno más interesante que el otro.
