Infusiones el secreto de las hierbas

Creado: Mié, 16/02/2011 - 16:29
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Por: Ernesto Montero / Fotos: Alvite
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Infusiones el secreto de las hierbas

Cuentan que un emperador chino, Sheng- Tun, en el 2737 Antes de Nuestra Era, acostumbraba a beber agua hervida para cuidar su salud.

Un día, paseando por su jardín, se sentó con su taza caliente debajo de un árbol, del cual cayeron unas hojas en su bebida. Sin reminiscencia ninguna el gran señor probó aquella bebida de color marrón y olor penetrante, y encontró agradable y tonificante el líquido.

Había descubierto, por casualidad, el té. Cierta o no la leyenda, el té, la más conocida de las infusiones que se consumen en el mundo, tiene una historia de uso milenario, ya sea como bebida refrescante, como vigorizante, o para el tratamiento de diversas afecciones estomacales e incluso nerviosas.

Tan antiguas como el uso de las plantas medicinales por el hombre, su primogénita forma de cura en los tiempos donde aún nos refugiábamos en las cavernas, las infusiones son hoy parte de la cultura de todos los pueblos de mundo.

Sea el propio té, el café o el mate, las más conocidas, ellas nos acompañan en la vida cotidiana, e incluso han formado parte de las creencias religiosas, ocasionado guerras u originado ceremonias propias, como las que se practican en lugares tan distantes y diferentes entre sí, como la «Ceremonia del Té» entre los monjes budistas japoneses, la «Hora del Té» en Inglaterra, la degustación de un buen café en los trópicos o cebar un mate en las culturas andinas.

Pero el consumo de muchas de estas infusiones no ha sido siempre popular, como sucedió en sus inicios con el té en China, donde estaba destinado solo a la realeza, o el café en Arabia, donde corrió igual suerte.

Tuvo que pasar mucho tiempo antes de que el consumo de ambas, así como del romero, la menta, la valeriana, el tilo o la manzanilla, por solo citar algunas, se convirtiera en una práctica cotidiana, e incluso en una fuente constante de salud.

Por todo han pasado las infusiones, es decir, las bebidas realizadas a base de hierbas y agua, o de plantas aromáticas cuyas capacidades medicinales y contribución al buen funcionamiento del organismo están demostradas.

En la antigüedad su administración era privilegio de los brujos o chamanes; en la Edad Media fueron condenadas por la Iglesia Católica como prácticas de herejía, y más de una mujer fue quemada en la hoguera por administrar «bebidas del Diablo», aún cuando los monjes las cultivaran en sus jardines.

Fue en el Renacimiento, cuando se redescubrieron los escritos de Aristóteles, de Teofrasto, a quien se le atribuye el primer estudio del herbolario, o los textos del asiático Dioscorides, cuando las infusiones volvieron a renacer en la mesa y hasta en los botiquines.

Su lucha por imponerse no terminó entonces, pues en la época contemporánea la multitud de pastillas y compuestos químicos las relegaron a un segundo plano, hasta la actualidad, cuando el hombre, cansado de fórmulas y tabletas, retorna a la naturaleza buscando formas ancestrales de sanar.

Hierbas medicinales y por ende infusiones que se pueden realizar, hay tantas como especies existen en la naturaleza, pues muchos botánicos afirman que casi todas tienen algún uso aún cuando no se haya descubierto todavía.

Sin embargo, además del té, el café y el mate ya mencionados, existen otras infusiones de gran extensión a nivel mundial, que se consumen solas o como parte de otros preparados, e incluso son la base de cócteles y licores, y todas tienen en común los beneficios que reportan a la salud.

Así, por ejemplo, la manzanilla es empleada desde tiempos antiguos por los mexicanos para tratar los trastornos digestivos leves, como diarrea, gastritis, indigestión o cólicos, y es frecuente usarla como fomento frío en irritaciones o inflamaciones oculares, o para limpiar heridas superficiales y tratar el acné.

La menta, con la cual se elabora un delicioso licor y se utiliza ampliamente en la coctelería, tiene propiedades antiespasmódicas, antisépticas, así como para reducir la flatulencia y ayuda a realizar digestiones pesadas.

El tilo tiene su parte más medicinal en las flores y frutos, que preparados como infusión actúan como sedantes, ayudan a conciliar el sueño, la digestión, aunque a su vez se emplea para reducir los problemas coronarios y arteriales, así como en las irregularidades menstruales.

Otro que ayuda mucho a las mujeres es el anís, que proporciona un aliento fresco al mascarlo. También tiene propiedades expectorantes y como tónico estomacal, por lo cual es utilizado mezclado con agua para los bebés, y a su vez ayuda a regular las funciones menstruales, mientras que su aroma y sabor dan un toque especial a muchos platos y postres.

La valeriana, conocida por ayudar a controlar la epilepsia, administrada en dosis pequeñas actúa contra el nerviosismo, como sedante y relajante; aunque de abusarse de ella puede afectar la circulación y provocar un descenso de la presión arterial.

En la lista de infusiones muy conocidas está también el romero, empleado desde la antigüedad con fines curativos del sistema nervioso, y que por su persistente olor es muy comúnmente utilizado en la fabricación de cosméticos, aunque muchos lo prefieren como condimento en la cocina, quizás sin saber que los expertos lo recomiendan por su capacidad para reforzar la memoria y mejorar la circulación.

No puede faltar en esta lista el té, que tiene múltiples variedades, y que junto al café y el mate son excelentes estimulantes, y consumidos en dosis adecuadas benefician la digestión, así como mejoran la visión y la capacidad de atención.

Hoy muchas de estas infusiones las encontramos ya preparadas en bolsitas pequeñas listas para sumergirlas en agua caliente, invención que se debe al genio del comerciante norteamericano Thomas Sullivan, quien en 1904 las utilizó por primera vez para enviar unas muestras de sus té al exterior, aunque no se masificó su uso hasta la década de 1920 y los ingleses —siempre tan conservadores— no las aceptaron hasta los años ’50.

Así y todo, las infusiones se han vuelto a imponer en las costumbres y usos, ya sea como medicinas, formando parte de prácticas religiosas como sucede en la santería, o simplemente para compartir un buen café con un amigo, o un delicioso té de menta arropados en pleno invierno... junto a nuestra pareja.

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