Con mucha pujanza y distinción se acerca Argentina a la restauración cubana. Una tradición de producción vitivinícola de alta calidad ha caracterizado al país andino que ahora apuesta con más fuerza por el mercado internacional y en especial por Cuba, tal como quedara patentado en la reciente presentación de vinos efectuada este jueves en el Salón Gran Canaria, del Hotel Meliá Habana.
Un amplio espectro de tendencias y marcas representadas puso a consideración de los asistentes y expertos la amplísima diversidad que tiene para ofrecer en términos gourmet dicha nación sureña. Así, de blancos, rosados y tintos se compuso la invitación, demostrando sobre todo una poderosa intensidad en términos de estilos y realización.
Tal como declarara la embajadora de Argentina en Cuba, Juliana Marino, “esta actividad tuvo como eje fundamental la idea de recuperar fuerza dentro del mercado cubano donde ya tuvieron mayor presencia los vinos argentinos. Asimismo, forma parte de una política exportadora más agresiva y activa con respecto a estos productos que se están colocando muy bien en el exterior.
“Antecede a esta reunión una serie de catas a ciegas que realizamos de conjunto con los especialistas cubanos a fin de que ellos nos ayudaran en la categorización y selección de las propuestas consideradas, muchas de las cuales son de reciente incorporación pues Argentina produce permanentemente marcas nuevas, cambios de cepas, etc. Es un hecho que son los sommelieres quienes mejor conocen el gusto del mercado cubano y los turistas que visitan la isla, por ello resultaban indispensables para ayudarnos a jerarquizar los vinos y definir cuáles son los más afines a dichos gustos”, puntualizo.
De tal modo, la muestra de este jueves significó para los especialistas un cierre de altísimo valor al trabajo precedente, en especial por la posibilidad de interactuar con las cadenas hoteleras, los restaurantes, estatales y no estatales y los responsables de las ventas que asistieron.
La voz del Nuevo Mundo
Según remarcan los especialistas, la extensión de la región vitivinícola argentina, que ya no incluye solo Mendoza, ha sido un triunfo para los seguidores de este producto a nivel mundial e implica descubrimientos como los llamados “vinos del fin del mundo” propios de la Patagonia austral.
Con la región andina se enriquece el sector vitivinícola internacional. Así también lo remarca la embajadora Juliana Marino: “creo que vamos posicionándonos con mucha fuerza como Nuevo Mundo. Hay una tradición de que los vinos del Viejo Continente eran los más exquisitos pero en América, en particular en mi país, el desarrollo de la industria del vino es tan esmerada, interesante e importante en relación a sus cepas genuinas y distintivas, que cada día se rompen más los estereotipos existentes.
“Con mayor frecuencia las producciones de este lado del planeta son más codiciadas, incluso por los turistas europeos. También sucede así con las carnes y la gastronomía en general; es por ello que debemos seguir trabajando en pos de aprovechar las grandes condiciones que poseemos para competir en el mercado de degustadores que ya tenemos.
“Por otro lado, se trata de una bebida que debe ir adentrándose de manera creciente en la cultura popular, pues muchas veces, por razones de precio y hábito se privilegian otras bebidas no tan beneficiosas para la salud. También ha habido un cambio considerable en el sector de vinos con la mujer que ha pasado de no consumidora, o restringida a los blancos, a una especialización muy notoria”, concluyó.
Una invitación de peso
Noveno exportador y quinto productor mundial respectivamente el país de los gauchos ocupa asimismo el sexto lugar en la producción de uvas. La reciente presentación abarcó un representativo muestrario integrado por 23 bodegas, totalmente ilustrativas de la riqueza que para el entorno gourmet puede ofrecer Argentina.
De acuerdo con esto afirma el profesor de la Escuela de Turismo y Sommelier Titular René García: “muchas y de muy alta calidad fueron las marcas que degustamos antes de determinar cuáles traer a esta cata final. La particularidad y también profesionalidad de esta entrega radicó en la conformación de varios grupos de vinos para demostrar los diferentes estilos que hoy se producen en Argentina, desmitificando así la creencia de que se trata de una manufactura muy limitada. Múltiples maneras se han puesto a consideración, por ejemplo vinos espumosos blancos y rosados de excelente factura y no solo de Mendoza, con diferentes expresiones, ya sean semisecos y dulces también.
“Dentro de los blancos disfrutamos varias cepas, en especial la maravilla de Torrontés con siete formas distintas de verla, de diferentes regiones. Contamos incluso con Chardonnay y Sauvingon Blanc, en donde ya ha acumulado una experiencia importante. Acercan asimismo a nuestro mercado un Moscato, muy preferido sobre todo por el gusto femenino por sus notas dulzonas.
“En cuando a los tintos se suman el portento de los Pinot Noir, con una gama excelente, igualmente el Cabernet Sauvignon y Syrah. Por supuesto no podía faltar una amplia muestra de Malbec, tan distintiva. Aunque no es propia de Argentina, sino de Francia, esta uva se ha adaptado de tal manera a la tierra andina que hoy se haya en un nivel de calidad muy competitivo. A veces nos equivocamos pensando que es Malbec el único vino con calidad de este país, sin embargo, esta presentación ha demostrado cuan alto es también el potencial de los blancos, espumosos, rosados y otras variedades tintas. Se trata de una excelencia con muchas vertientes” subrayó.
Aun cuando es innegable la permanencia y calidad de los vinos del Antiguo Continente, cuya tradición ha determinado su posicionamiento; para los expertos hay mucha valía en las propuestas que en la actualidad emanan del Nuevo Mundo.
Cambios en el concepto de barrica y su uso, en la manufactura de la uva y en la exploración de posibilidades otorgan a los vinos de Argentina en este caso juventud, una marcada presencia en boca, mucha fruta y hace que disfrutemos de otro modo de asumir la vitivinicultura. Además, sus precios, mucho más asequibles sin que se renuncie a la calidad son un importante aliciente; todo lo cual nos sitúa ante una excelente propuesta capaz de seducir indiscutiblemente al paladar.
