La Habana es una ciudad en tres tiempos. Anclada en la historia, signada por su cotidianidad, esperanzada con su futuro. Urbe ecléctica y cosmopolita, en ella conviven junto al antiguo caserón colonial, hoy venido a menos, las altas edificaciones contemporáneas; junto al restaurante de lujo hay un puesto ambulante de comida criolla; y en la calle pueden competir un auto japonés de último modelo con un “almendrón” de los años treinta.
Esa es la magia de La Habana: tratar de entender los contrastes que nos salen al paso en cualquier esquina.
Un ejemplo de ello es La Guarida, un espacio encantado en el que podemos vivir una aventura entre los recuerdos y la presencia de personajes de la ficción y la historia cubanas, mientras degustamos platos tan transgresores como la lasaña de papaya con salpicón de mariscos, el atún con caña de azúcar glaseado con coco, un gazpacho de melón con camarones, su delicioso medallón de cerdo en salsa de mango o el sencillamente impresionante chocolate tres leches.
La Guarida es de por sí histórica. Allí se filmó la mítica película cubana “Fresa y Chocolate”, el primer y hasta ahora único filme criollo nominado a los premios OSCAR y ganador de innumerables distinciones.
La historia de amistad entre el homosexual Diego y el joven David marcó un antes y un después con su gran llamado en contra de la intolerancia, y también fue la inspiración para que Enrique Núñez y su esposa Odeysis abrieran La Guarida, en la casa de sus padres, que había servido de set al filme.
Ubicada en el tercer piso de lo que fuera una espectacular mansión, construida en 1913 por un rico médico cubano, para llegar hasta La Guarida hay que acumular aire subiendo una empinada escalera señorial semiderruida, hasta enfrentarse a una simple puerta detrás de la cual se abre una realidad completamente diferente.
Y es que al entrar allí, todo cambia. En las paredes, cuadros de pintores, afiches antiguos de cine, unas zapatillas de ballet, ángeles a los que falta un ala. Por todo el local, figuras de santos, multitud de libros, Rocco, el viejo refrigerador de la película que aún funciona, sillones antiguos. En la mesa, cubiertos y platos dispares, vasos de los años cincuenta, y ante todo la maravilla de una comida gourmet criolla.
“Algo teníamos claro cuando imaginamos La Guarida, dice Enrique, haríamos un lugar como el que nos gustaría a nosotros para ir a cenar”.
No digo yo si lo lograron. Si alguna duda tiene, pregúntele a la Reina Sofía de España, que en la única visita de un monarca ibérico a La Habana, su primera noche la disfrutó cenando en La Guarida.
También han preferido La Guarida celebridades como Steven Spielberg, Jack Nicholson, Uma Thurman, Fito Páez, Naomi Campbell, hasta Pedro Almodóvar, Chucho Valdés o Pablo Milanés, en una lista que no alcanzaría este espacio para completarla.
Y si a los que han visitado en estos quince años este Paladar se les pregunta cuál es su encanto, todos coincidirán en una sola cosa: La Guarida es, simplemente, un lugar mágico.
Cena Lezamiana el Fin de Año
La Cena Lezamiana es llamada así en honor a José Lezama Lima, escritor cubano, creador de la célebre novela “Paradiso”, recreada por Zenel Paz en su cuento “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, cuya historia sirvió de inspiración para el guión de la película Fresa y Chocolate.
Como una manera de rendirle homenaje a Lezama y a la cultura cubana, La Guarida ha hecho de esta comida una tradición en Navidad y Fin de Año.
La Cena Lezamiana, que es todo un rito y una delicia más allá de sus ingredientes, está compuesta por Sopa de plátanos con rositas de maíz, Soufflé de frutos del mar, Ensalada de remolacha con mayonesa y espárragos, Pavo asado relleno con almendras y ciruelas, Crema helada, Puros habanos, Vino blanco, Vino tinto y Cavas.
Paladar La Guarida
Concordia 418, entre Gervasio y Escobar,
Centro Habana, La Habana.
Telf.: +(537) 866-90-47
E-mail: reservas@laguarida.com
Web: http://www.laguarida.com/
