Un pacto amistoso entre dos gigantes de la mesa

Creado: Dom, 09/10/2016 - 14:08
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Por: Patricia Cáceres
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Encontrar en a universalidad del vino un producto de gran identidad como el Habano es una experiencia única, quizás hasta mágica. Así pudieron constatarlo los profesionales y aficionados que participaron en maridaje de un Doble Coronas de Partagás (un tiempo de fumada de más de una hora) y cinco botellas a ciegas de distintas regiones del mundo (con más de 3 años de envejecimiento), durante la recién finalizada Fiesta Internacional del Vino en el Hotel Nacional de Cuba.

Los dos gigantes de la mesa —el Habano y el vino— se dieron la manoen un pacto amistoso donde no habría ganadores ni perdedores. Aunque la mayoría reconoció que, entre las cinco copas, la mejor armonía en boca fue entre el tabaco y el ChiantiClásico de Italia. “No se busca el mejor vino, sino la mejor alianza”, expresó el Habano Sommelier Fernando Fernández, quien por casi dos horas dirigió la actividad.

“En las primeras bocanadas surgen los amargos en boca, característicos del tabaco negro cubano, que empiezan a apoderarse del postgusto, como diciendo: esta es mi casa, y no quiero a nadie en ella. Por eso el vino debe ser capaz de desalojarlo. Ya en el segundo tercio la columna de calentamiento está completa y es cuando realmente se cata el Habano. En esa etapa cuando, tras una exploración degustativa previa, probamos nuevamente todos los vinos y vamos descartando hasta quedarnos con los que mejor maridan, que casi siempre suelen ser dos, muy reñidos”, ilustró el destacado profesor.

“Fumemos o no, el Habano forma parte de la cultura y la historia de Cuba, por eso siempre hay que quererlo y defenderlo”, concluyó.

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