...Y me refiero a la gastronómica. Porque existe. Se huele. Se presagia. Tenemos cultura, historia, raíces...Pasado, presente y futuro. Nos miramos a los ojos gesticulando palabras que nos gustaría expresar a través de nuestros platos. Pero este abecedario aún está incompleto. Quizás alguna vocal y un puñado de consonantes...
También precisaremos más plumas y tinta. Perfeccionaremos nuestra técnica. Nuestra letra será más entendible y escribiremos con más soltura. El soporte es importante. Pero de esto vamos sobrados. Las hojas de nuestro tabaco aunan tradicción, respeto y terruño. De ello presumimos. Y del resto, lo haremos. Porque nos sobra ilusión, ganas y personalidad. Empeño, lucha y tenacidad no faltarán. Es el momento y es el lugar. Nuestra Cuba es nuestro deseo.
No precisamos ensoñaciones lejanas ni ajenas, ni otro aire del que respiramos. Sí que nos gusta como personas humildes y respetuosas que somos, recibir a todo el mundo de brazos abiertos. Consejos, lecciones, todo tipo de aportaciones, bienvenidos. Pero una cosa es querer a alguien y otra distinta es amarlo. Me encantaría que todo el mundo me quisiera. Pero yo solo se amar a una.
Aprendamos a querer lo propio, lo autóctono, lo auténtico. Saltemos las barreras. Empecemos por las más bajitas, y a medida que vayamos entrenando, lo haremos con las más elevadas. Porque la única que no seremos capaces de doblegar, será aquella que no merezca nuestro esfuerzo.
Algo grande está a punto de brotar. No es una nueva planta estraña, exótica, extranjera...Es el germen que llevamos dentro, la pasión que nos arde en el pecho, el orgullo de lo nuestro.
Donde las calles no tienen nombre, bauticemos cubanidad.
Ya hemos empezado...¿no lo sientes?
