Vinos, temperaturas y época de verano

Creado: Lun, 29/06/2009 - 11:08
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Vinos, temperaturas y época de verano

Desde la viña y la bodega, los vinos son diseñados por el enólogo con el fin de transmitir sensaciones agradables. Es por ello que, en su momento decisivo del descorche, la temperatura de servicio resulta fundamental para engrandecer o desvirtuar sus cualidades.

Sin profundizar demasiado podríamos decir que en líneas generales los vinos blancos se sirven más fríos que los tintos, pero la escala de temperaturas es muy variable en ambos casos.

Abordaremos entonces el tema con un análisis casi matemático, clasificando los vinos y sus temperaturas ideales de servicio;

-Vinos espumosos en la línea cava, crémant, sekt, champagne, moscato d'Asti: entre 4 y 7ºC

-Vinos espumosos con estructura como es el caso de los cavas o champagnes rosados o "vintage" , "millésimé", es decir, en los que aparece su año de cosecha: entre 6 y 9ºC

-Vinos blancos dulces naturales: entre 7 y 9ºC

-Vinos blancos semisecos o semidulces: entre 7 y 8ºC

-Vinos blancos secos y ligeros: entre 8 y 10 ºC

-Vinos especiales como el Jerez fino: entre 9 y 10ºC

-Vinos blancos fermentados en barrica o vinos rosados: entre 10 y 12ºC

-Vinos blancos licorosos línea vendimias tardías: entre 11 y 13ºC

-Vinos tintos jóvenes y suaves: entre 13 y 14ºC

-Vinos tintos dulces: entre 15 y 16ºC

-Vinos tintos con estructura y/o envejecimiento en barrica: entre 16 y 18ºC

Se trata de un listado genérico que admite variaciones teniendo en cuenta la tipicidad y característica de cada vino. Principalmente se busca un equilibrio entre el cuerpo, la estructura, la acidez, el dulzor, los aromas y el poder alcohólico.

Como ejemplo podríamos decir que en un blanco servido sin refrescar, destacará el alcohol y una sensación de vinosidad que se aleja del frescor y elegancia que se buscaba en su elaboración.

En el caso de un tinto servido demasiado frío, apenas percibiremos aromas y encontraremos una fase gustativa muy marcada por la astringencia, acentuada por la baja temperatura de servicio.

Un blanco dulce servido sin enfriar, nos trasmitirá una sensación pastosa y alcohólica. En definitiva, la temperatura ideal de servicio persigue encontrar un equilibrio entre las sensaciones olfativas, gustativas y táctiles del vino.

Recurrir a un termómetro es un ejercicio que nos permitirá memorizar la impresión de los vinos a sus diferentes temperaturas.

Tras varios ejercicios podremos prescindir del mismo y convertirnos en expertos de la temperatura de servicio en los vinos, con el fin, claro está, de disfrutar de una copa de vino, que en definitiva, es de lo que se trata.

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